El ojo vicioso





Una ráfaga de viento que cierra una puerta
el prospecto de un remedio
la canción de cuna del vecino
un perro atado a un poste
una sombra desobediente
las heridas enemigas
el agua de los floreros
la sangre y la sal
la madera y el fuego.

Un silbido
perdido en el pasillo de la casa
el cielo naranja del verano
el humo en la boca del invierno
los jardines de septiembre
los árboles muertos
los clavos vacíos en la pared
el polvo de los rincones
las patas de la araña
los juegos del gato.

Las manos bajo la almohada
los ecos de sueños viejos
un helado derretido en una plaza
el café incendiando una taza
un abrazo entre desconocidos
una foto encontrada en la basura
la hora de la cena
un beso de bienvenida
la siesta de cualquier día
la cama revuelta.

Los preparativos del té
ver crecer las plantas
la luz de la mañana
la espera interminable
un llanto espontáneo
la mesa desordenada
las calles del barrio
las manos en el fuego
las noches y los días.

Los sueños realizados
el anhelo de lo incierto
las destrucciones
los malos hábitos
la necesidad
la verdad mediocre
los animales enjaulados
el humo de una bomba
los puntos estratégicos
el abuso de poder.

Los años que se olvidan
la hipocresía de los artistas
el miedo
las escondidas
el escritorio
la pared.

La escritura es un ojo vicioso.