En la casita pequeña







He llegado hasta el final de mi garganta
de mi decir
de mi esperar
de mi sentir
de esta mierda sutil de alrededor.

Este poema es de los más largos que escriba
y no tiene el sentido de los minuteros
ni de los dados tirados por dios
ni del reino del azar ni de la desesperación
este poema es de mí y para siempre.

Y ahora
que me quedo en casa
que soy una persona solitaria
que tiene un gato y un mundo interior
y que podría no necesitar ni un libro
ni un disco pero no, los necesito…

por eso ando desnudo
y me importa un pito
atender al chaval de la cruz roja
o a la vecina
que me viene a ver cuando sabe
que la casa se incendia
por mis ataques de furia

y cada tanto me emborracho
y escribo treinta o cuarenta poemas
así sin más
sin pensar
porque pensar me atasca
y a la hora de escribir
me gusta tirar la piedra
y ver la mano desangrarse en el papel

y hablo en silencio pero nadie escucha
no hay testigos
y me río como un hombre feliz
de gris pero en colores
y me acuesto cuando cierro un ojo
o simplemente me muero de oscuridad
y no me importa
apago las luces que no son mías
y digo cosas como
“maldigo el día que escribí un poema”
y luego el viento se encarga de llevarse esas ideas

hasta llegar a un despertar sin horarios
cuando el gato habla
o simplemente
cuando resucita el ojo muerto

y paso el día haciendo mis cosas
teniendo mis ideas
paseando mis fantasmas
y no necesito nada más
de lo que cabe en mi casa pequeña
ahora mismo donde se sobrevive
a puro encanto porteño.

Este poema es de mí
del pequeño Rasputín
como me llamaba mi padre
es también mirar la infancia
y verse frágil
como esas figuras de cristal
que se apilaban sobre los muebles viejos
de la abuela Rosa

podría pensar que nadie le importa mi vida
pero a mi tampoco me importa la de vosotros
así que estamos a mano

y yo sigo aquí 
en mi silencio
escribo este poema.




Poemas AM (lo que queda)





No sé
decirte al oído
un caramelo
un anzuelo
la dirección de mi casa

no sé tocarte
sin parecer un oso
una bola torpe
un tropiezo

no sé mirarte a los ojos
ni escapar
de tus piernas
ni de las sombras
del tatuaje

no sé si dormiré
si tú dormirás
no sé si la noche
tiene planes para mañana.



***



Voy a llorar
sobre la carta que nunca enviaré
sobre estas palabras
que quedarán siempre aquí
en su sitio clandestino
cómplices de mí

hasta que las horas digan buen día
y ardan los tejados
mientras el césped crece
bajo tus pies lejanos

y el silencio
le gane a todo lo demás…


***


                        a Amy Winehouse


Otra vez tú
saliendo de mi sangre
lloviendo
en lo alto de mi cielo
pajarito sí

el oro y la pena
la cuenta regresiva de la muerte
cantando.

Otra vez tú
trayendo el mapa del amor
arrugado
en los bolsillos

y otra vez yo
aquí
en la tormenta
bailando…

  
***




Escribo
no logro mantenerme quieto
ni sobrio
ni me importa

no muero
ni mancho tu alfombra
ni me convence
tu libertad
de libro antiguo
de idea de otro
de socio de biblioteca.

Yo escribo
y destilo el veneno
y al mismo tiempo
me pregunto algo
acerca de la coherencia
y renuncio a decir tu nombre
más de mil horas al día.


Ya no me importa
el juego del amor
la ley de la persona
el canto errante de Darío
las horas frente a tu retrato
la hipérbole de tu palabra
y el roce de la sombra

Ahora bebo
en la constante de la noche
y entiendo grises
estas horas tan de mí
y aquí te extraño
pero estoy vivo
y viene el verano…


 ***


                        Hubiese querido más de esto y la vez nada
                                                                     (Alejandra Pizarnik)


Algunas veces
soy yo
y nadie se da cuenta
y me sonrío
en la incógnita

nube gris
donde quiera que vaya
incluso a tus ojos
de piedad mediana
incrustaciones de sueños
y lápidas lamidas por gatos

Yo
asesino serial de la idea
y rey de la noche
del doble beso
del abrazo
y el chau…

Vete rápido

mi tormenta
no merece el arco iris


***



La casa viene de una guerra
y sangra en la basura

vuelan cosas desde la ventana
la vecina se preocupa
me toca el timbre
me dice que me calme
y yo le digo:     un portazo en la cara…


***



La casa
es un tambaleo a toda velocidad
es tu mano
y tu risa
es el sueño
de cuando ardíamos de odio
en la cama triste
de la palma de la mano

y hoy yo aquí
soy la marioneta
y el hilo
el cuelo y el ahorcado

y prendo una vela
con sabor a otro tiempo
y por la ventana
veo África inventada
y me abrazo a esa curva
que sos vos
en mi realidad inventada.


***



Me siento a escribir
leo en mis ojos
las palabras como murciélagos
chocar
el paladar
es un santo de resonancia
y avanza la hora
hasta dar las seis
y mis manos ya están borrachas

el gato duerme
mordiendo la solapa de un libro

y la soga de la palabra
aprieta
y decido descansar

cierro los ojos
y olvido

incluso
lo que vendrá.




Human be in (Poemas a Allen Ginsberg)





I


Aparece
ahora mismo
en este ritmo de pulmones con sal
en este sueño de agua infinita
y pájaros enormes
que cruzan el mundo
que no piensa en nosotros

Quisiera que acabe este juego
y dejarme caer en tus brazos
para respirar el aire de la libertad
y poder entender
a las luces de la tarde
entre las luces de la noche
temible fantasma solitario
del hombre y del animal.

Llévame a tu jardín
y bailemos
con el choque de los planetas
ya no quiero llorar más

sobre este prisma de tiempo.


II

La oscuridad se rompe
la casa desordenada
duerme en su pequeñez
y una cucarachita
se sorprende con la luz
la observo huir a toda velocidad
hacia un sitio inalcanzable
y la dejo ir
hoy no tengo ganas de matar a nadie.


III


El sentido de las palabras
llega a la sangre
la alborota
entre nubes espesas
palo santo
y espuma en los labios.

La casa es una brújula
dentro de una botella
y mis ojos ya no sirven para nada

embarrados de otra tierra
extraños
despiertos
a la madrugada.

Volver al abrazo es un impulso
y no quiero más muertes
y no quiero extrañarte.

Tengo una espada en la voz
un miedo grande como un océano
veo pájaros
redes
y llueve todos los días.


IV


Las calles caminan bajo mis pies
la hora temprana me lleva de la mano
busco un lugar exacto
para sacarte de mis bolsillos
y dejarte libre
para que me cantes la canción
de tus días  de viajero continental
observador mundano
de la naturaleza del hombre
camina junto a mí
en esta mañana fresca como una fruta
caída a los pies
de la selva de la imaginación.

Human be in (poemas a Allen Ginsberg)





I


Por donde andarán tus pies voladores
tu silueta cósmica celestial
tu maquinaria de árboles. Hoy
el cielo te tiene en sus nubes prolongadas
como ríos mundiales
una selva, una mirada, un hijo de la luz
ardiendo entre palabras. Allen
en mi casa resuenan tus mantras
magisterios de sangre libre
hipnotismos de hachís y melancolía
de humo espeso, mitológico,
humo de embriaguez. Quisiera
que la ventana torpe de mi cabeza
flameara en el viento
barba azul de la sabiduría.



II



Dejo mi cabeza líquida escurrirse
por entre las nubes y elevarse
como un ciprés de aire robusto
respiración de mamífero eterno
hijo del sándalo dulce
y los antibióticos mundanos.

Dejo mi cabeza pez de cielo y tierra
en su laberinto de horas y esperas
y sueños y aullidos.

Dejo mi cabeza despeinada
al servicio de la libertad
al ritmo de los huesos que me habitan
y hago un mundo para ver la nitidez del horizonte
en los ojos de la amante pequeñísima.



III


“No nos gustaba más la Capital”
                                                                Marina Fages



Ya quisiera yo
invertebrado como el viento verde
de las praderas que te esperan
seguirte
tomarte del brazo y huir
de este desparramo de mundo.

Ya quisiera yo
abandonarlo todo
y verte sonreír
jugando al sol y a la luna
en un sitio cualquiera

Ya quisiera yo
ser otro
menos impreciso
menos torpe
y devolverte la humanidad
del beso el abrazo y el vino.



IV


El viento sopla
acaricia el interior de la casa
hombre y animal
están a salvo
respiran al mismo tiempo
la paz se deja acariciar
el humo del porro
queda suspendido sobre mi cabeza
y luego
aletea su espesura
y se acopla a las reconfortantes nubes.



V


Hermoso ser
contagia mi sangre de libertad
quita los misterios de mi mente
y hazme cosquillas
mientras el mundo
gira a la velocidad de la muerte
y chocan en el espacio
las palabras absurdas de la gente absurda
y me refugio en mi pequeño esqueleto
y me pierdo en las ideas

estoy despierto
y no le tengo miedo
a la guerra en el cuerpo del hombre

sonríe conmigo
dame la mano
me quiero ir de aquí.



VI


Llega la luz a las horas insomnes
y recorremos la ciudad
como fantasmas
acariciamos las flores de los jardines nocturnos
y vemos la calma de la danza de los árboles
sabemos de los sueños
y de lo infinito de las posibilidades del ser
mientras hacemos la ruta de la alucinación
y me dejo llevar por el músculo de la mente
brillante de tus palabras.

Estoy despierto en la palma de tu mano.







Roger Keith



Retiren a sus hijos del cementerio
la magia no se contagia
lamiendo la tierra.









Mercedes Sosa



En la voz
el cielo oscuro
de la lejanía
marca el ritmo
late
y en el pecho de la casa
el trueno del aprendizaje
ilumina los rincones
de la ciudad desconocida
y el cuero elástico de mi abrazo
te abraza.









El hombre rupestre




I

Se extiende por el brazo
la difícil tarea
de la letra herida

en el goteo
de la suspensión del tiempo

se extienden
entre las sombras
las huellas
de todas las vidas


 II


La cueva
el cuerpo inexplorado
nunca visto

las horas
son animales enormes

y se construye esta historia
mientras rugen
los huesos
y vuelan por el aire
las cenizas intocables del fuego.



III

El ojo cóncavo del paisaje
y sus miedos
por la noche
y el tonto peregrinaje
de las obligaciones.

Las campanas feroces
de los animales que habito
y que mato y me devoro
me reclaman
ahí fuera

donde el hambre
no tiene escapatoria.