Yornal




I 

Otra vez la noche
y la oportunidad de un nuevo sueño
de un nuevo escándalo.

Otra vez la noche
que arropa malherida
la lengua entre los dientes.



II

Maldigo aquellos días
en que vos no estabas
y de los árboles
estallaban los frutos
de la desesperación

y consumía sin frenos
la noche
la fiebre
y el tiempo.



III

Me voy por las ramas
muchas veces
a pesar del vértigo
de mi poca plasticidad
y de haber vivido
casi toda mi vida
en un apartamento.



IV

Cuando me aburro mucho
busco un objetivo
que generalmente
no pueda defenderse
y comienzo
a clavarle lapiceras al corazón.



V

Hoy me voy a dormir
en la cama de clavos
de la ansiedad
la ironía
y la intolerancia.

Mañana es domingo
y voy a guardar el cuerpo
en las arrugas de un cuaderno.



VI

Lleno de viento todo el cuerpo
y aún así
no avanzo:

ando en remolinos
en mi rincón favorito de la casa.



VII 

También suelo ser
un poco paranoico
maniático
inseguro
egoísta
hincha pelotas
aburrido
charlatán:

mis 7 pecados capitales.



VIII

Son pocos los momentos
en los que reinan
ese silencio magnífico

donde parece que podemos escuchar
hasta los sueños del gato.



IX

El sol abre el cielo
de un cuchillazo
y cae sangre en forma de luz
sobre mi cama.

Todo se vuelve
una información celestial
un mundo de emergencias.

Sonatas que esperan
mientras la ciudad
se vuelve un charco naranja.

Es la hora de abrir un ojo.



X


Resortes que son del cuerpo
y de las maravillosas
escalinatas invisibles del día.

El hombre en la mañana
con la piel de un gato 
entre sus manos

le saca punta a las palabras
y guarda sus astillas
manchando el cielo de sangre.

Las nubes de una mujer 
reemplazan
los colmillos de una bestia.



XI 

Sigo al pie de la letra
las indicaciones de los impulsos

observo con todos los ojos del cuerpo
mientras escapo
hacia donde no hay peligro

y no es por miedo
es por merecimiento.



XII

Un cuerpo triste es ahora:

la mañana te roba
te hace cosquillas
te caga de frío.



XIII

Tengo las manos atadas
las palabras adormecidas
en la ceniza trunca
de mi cigarrillo centenario.

Ladran los perros
como estrellas malditas
que se caen
de tu lado de la cama.



XIV

Las calles mojadas con la lluvia de anoche
viejos que tardan horas en caminar una cuadra
vendedores ambulantes que gritan sus ofertas
policías que se guardan del frío en una florería
mendigos que desayunan sus licores en ronda
manifestantes que se agolpan en una manifestación
más policías paseando en patrullero
amas de casa comparan precios en «los chinos»
un paseador de perros tira de la soga de un manto negro
un taxista chiflándole a una chica que pasa caminando
colectiveros
oficinistas corriendo a sus trabajos
obreros que se cuelgan de estructuras peligrosas
turistas que gastan plata y fotos
cámaras de inseguridad
inseguridad
motoqueros que toman una cerveza en una plazoleta
alguien que grita
un teléfono que suena
dos amantes que entran a un telo
rockeros
cumbieros
poetas
artistas
porteros que limpian sus veredas
un chico besa a una chica en la puerta de un colegio
frena de golpe un auto
ladra un perro
se quema una lamparita
ella sube a un avión
él la espera con los pies en la tierra.