Algunos
poetas de hoy usan seudónimos
y
firman sus poemas con nombres extraños:
“La
dama del insomnio” “Triste y colocada”
“El
hombre de limón” “La mujer descosida”
"El Rabiolítico" "Cable a tierra"
Un
snobismo más de la poesía actual
y de la
necesidad
de
seguir inventado falsas vanguardias.
Está el
que suda como Bukowski
la que
juega con la muerte de Pizarnik
el que
se eriza como Poe
el que
frunce el ceño a lo Baudelaire
la que
abraza en una copa a toda la generación beat.
Eso me
hace descreer un poco
en el
valor de la identidad y la palabra.
A mi entender
esa
práctica supone
un gran
problema para las letras.
«Yo soy
otro» decía Rimbaud
con
nombre y apellido: Arthur Rimbaud
Lo
demás son tonterías.